martes, 8 de diciembre de 2015

La autoestima y Saber Valorarnos

Todos tenemos el mismo valor "aunque a veces se nos olvida", ya que recibimos muchos inputs de una sociedad que tiende a uniformar, homogeneizar, señalar y discriminar lo diferente, donde estamos sobre adaptados y que cada vez más tiende a decirte como deberías pensar, sentir y hacer.
 

En un entorno donde se te dice desde niño que fue TI no está bien y que deberías ser de otro modo,- ¿Dónde queda un elemento fundamental como la autoestima ?, 

con la que nos vamos construimos y a partir del cual construimos nuestras relaciones.

Muchas veces ocurre que la buscamos fuera, sea que alguien nos reconozca, o en lo que hacemos o tenemos, etc., olvidándonos que todos tenemos un valor intrínseco y que no viene marcado por nada externo a nosotros.
Déjame que te cuente una historia de un chico que le pasaba esto y que fue a pedirle a un Maestro:



Vengo, Maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?El maestro, sin mirarlo, le dijo: - Lo siento, chico. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizás después ...; . Y, haciendo una pausa, añadió: - Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después te podria ayudar;

_Encantado, Maestro - titubeó el joven, sintiendo que de nuevo estaba desvalorizado y sus necesidades postergadas._ Bueno - continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándole al muchacho, agregó:_ Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la suma más grande posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con un poco de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él.Cuando el chico mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y sólo un anciano fue lo suficientemente amable para tomar la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él en el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.Cuánto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregarla al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.
Entró en la habitación._ Maestro dijo, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides.Quizás habría podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda convencer a nadie respecto al verdadero valor del anillo._Esto que has dicho es muy importante, joven amigo - contestó sonriente el Maestro -. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo.Vuelve a montar el caballo y ve a ver el joyero. Quién mejor que él puede saberlo?. le dices que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él.Pero no importa lo que te ofrezca: no le vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.El joyero examinó el anillo a la luz de una lámpara de aceite , lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:dile al Maestro, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo._¿Cinquanta Y ocho monedas? _ Exclamó el joven_Sí_ Replicó el joyero_. Con un poco más de tiempo podríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente ....
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo que había pasado.Sientate le dijo el maestro después de escucharlo 
_ Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de la mano izquierda.


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