El principal obstáculo que nos podemos encontrar, a la hora de acabar
con una situación, sentimiento o hábito incapacitante,
son una serie de pensamientos negativos interiorizados que nos hacen sentirnos mal y nos lastran en nuestro camino. Ideas como: "no soy capaz", "esto no es para mí", "haré el ridículo" o "nunca lo conseguiré", etc ,
nos paralizan y minan nuestra autoconfianza, afectando y perpetuando una situación determinada.
son una serie de pensamientos negativos interiorizados que nos hacen sentirnos mal y nos lastran en nuestro camino. Ideas como: "no soy capaz", "esto no es para mí", "haré el ridículo" o "nunca lo conseguiré", etc ,
nos paralizan y minan nuestra autoconfianza, afectando y perpetuando una situación determinada.
Y es que si bien nuestro entorno
influye y nos condiciona, es nuestra manera de pensar lo que más nos condiciona.
De otro lado los hábitos, conductas y actitudes en nuestro interior, nos
incapacitan y nos limitan hasta el punto de condicionar nuestras relaciones
personales, sociales y profesionales, disminuyendo notablemente nuestra calidad
de vida y ante estas situaciones, adoptan posturas muy diferentes. El enojo, la
tristeza, la apatía y el aislamiento son sentimientos y comportamientos
habituales en estos casos.
La cuestión es que no somos responsables de todo lo
que nos pasó en nuestra vida pero si es
nuestra responsabilidad mantenerlo o cambiarlo.
Necesitamos tanto la
estabilidad como el cambio para mantener nuestra salud física, mental y
emocional. Sin embargo a
veces quedamos atrapados entre estas dos fuerzas: por un lado la necesidad de
modificar algo y salir de la sensación de malestar, mientras que por otro lado
preferimos la comodidad de lo ya sabido.
Muchas veces quedamos atrapados por nuestra resistencia a cambiar en este
punto, teniendo infinitas formas de hacerlo: poner el origen de nuestros
problemas más allá de nuestro alcance –en los genes, el pasado, los demás, las
circunstancias-, esperar que las soluciones vengan de fuera, obcecarse en lo
que no funciona, verse como victimas de la situación, creer que no se puede
hacer nada para cambiar…
En la práctica muchos problemas no aparecen sino que los creamos, ya que
actuamos o pensamos siguiendo pautas rígidas, esta falta de flexibilidad es la
que hacen perpetuar situaciones de insatisfacción.
Si hay algo en tu vida que no funciona o que estas bloqueado pregúntate y ponlo en práctica lo siguiente:
1. Especifica o redefine el problema -que hace que el problema sea un problema-.
2. Pregúntate y revisa qué soluciones has probado para resolverlo.
3. Enumera otras posibles soluciones (minimo 5) que podrías considerar.
4. Escoge aquella que sea más viable desde el punto en que te encuentras
ahora.
5. Ponla en práctica.
6. Observa que resultados
obtienes, Si no da ningún resultado, ten
flexibilidad suficiente para cambiar o corregir y extraer un posible
aprendizaje para aplicarla a la próxima estrategia.
Es fundamental hacerse las PREGUNTAS CORRECTAS, ya
que son las preguntas las que nos llevan a mejorar nuestros resultados.
Cuando tú y yo no obtenemos los resultados que queremos, hemos de analizar las preguntas que nos hemos estado haciendo, y hacernos NUEVAS preguntas, preguntas que nos permitan un cambio de pensamiento…
Otro nivel de pensamiento genera nuevas actitudes y hábitos, tener
buenos hábitos te acercan a tus
objetivos y sueños.